A los que nos cuesta TRABAJO.
Allá, por 1889 un grupo de personas en Chicago se propusieron exigir que la carga horaria por día fuera de 8 horas en lugar de 12 o 16. Varios murieron en el transcurso de convertir, finalmente, que el pedido se cumpliera. Gracias a ellos es que hoy no solo trabajamos 8 horas sino que también gracias a ellos hoy festejamos el Día Internacional del Trabajador.
Por mi parte, hoy me desperté saludando como muchos de ustedes, a nuestros conocidos, amigos, familiares. Diciendo ¡Feliz día! por doquier.
Pero me detuve un segundo a pensar que este día va dirigido a los que su trabajo le cuesta trabajo, que lucha por conseguir mediante una labor QUE NO LE FASCINA un sueldo digno que le permita llevar su vida socio-económica adelante.
Por lo que en mi análisis decido decir feliz día solo a aquellos que tienen que desperar y ejercer repetitivamente un ejercicio que preferirían cambiar. Que preferirían dejar de hacer.
A los otros, los afortunados, me da alegría decirles ¡Ud, suertudos feliz día un carajo!
Así que, cada cual sabrá que saludo le va dirigido.
Y deseo que en su mayoría todos deban optar por la segunda opción.