top of page

SÍGUEME:

POSTS RECIENTES: 

BÚSQUEDA POR TAGS: 

No hay tags aún.

Rezándole a un Dios necio

Paredes de mármol y detalles en un dorado caro. El piso impoluto y mucha gente viendo en panorámica a través de un celular. En pasos lentos me acerco al altar de quién sabe quién. No puedo evitar tomar una fotografía, todos lo hacen. Estoy en la casa de un hombre que nadie conoce, pidiéndole por cosas que desconoce. Me siento en los bancos largos de madera para mantener un silencioso diálogo con un señor que dijeron una vez nació, alguien que no conozco ni se si existió. La charla es agradable, mis ojos de pronto se ven inundados no por la poca comunicación con el señor, sino por la voluntad que me consiguió traer hasta acá. Cientos de miles de kilómetros, sentada en un incómodo asiento, hablándole a quién probablemente nunca veré. Irónicamente le pido a él, a quien nunca he visto, que me resulva algo a mí. Que estoy acá y soy palpable. Si será enorme la falta de fe en mí misma que de pronto me encuentro implorando a un ser invisible. Es entonces cuando cierro los ojos y me agradezco a mí, por estar así, por haber movido mis cielos de lugar y correr a encontrarme sin saber que buscar, pero en un constante movimiento que sé me acercará a lo que no se si busco pero estoy destinada a encontrar.

Las lágrimas comienzan a florecer, no las resisto. Mis dedos índices se humedecen al convertirse en papel. Me salgo de aquél banco de madera enorme y me dispongo a caminar hacía la salida, pero antes me doy vuelta a mirar, y digo gracias. Quizás me escuches, quizás me veas, quizás hayas sido de ayuda para comprender que la vida es mía y soy quien decide para donde correr.


bottom of page