Adolescentes, los enemigos de la lectura.
“Como una novela” de Daniel Pennac, muestra como un profesor reivindica el placer por la lectura de un grupo de alumnos descreídos de su nivel socio-cultural con solo leerles en voz alta en la clase. Demuestra, tanto a nosotros como a ellos, el mundo en el que uno se somete al comenzar una lectura. De tal forma, que lo que empieza siendo una molestia acaba siendo una pasión. A tal punto, que el profesor termina siendo una molestia, y esos jóvenes ya no pretenden tener un intermediario entre el libro y ellos.
Cuántos de nosotros alguna vez habremos sentido de jóvenes el miedo a la incomprensión, como bien describe Daniel en su libro. Esto debe de estar enteramente relacionado con la falta de libros en nuestra adolescencia, lo que nos permite hoy como adultos comprender un texto sin problemas. Generando también en los jóvenes (como en los del cuento) la confusión de la comprensión de la cultura. “Una escolaridad literaria bien llevada se apoya en la estrategia del buen entendimiento del texto” dice Pennac. Esta enteramente relacionado, con que en la actualidad los alumnos consideran ya de antemano que un libro no será bueno por el simple hecho de estar en el programa estudiantil. En mi opinión, ya todos sabemos que a los chicos les cuesta aprender de la manera tradicional por lo que deberían aplicarse métodos que permitan una mayor retención de la información. El ámbito del hogar es fundamental, ¿Los padres leen? ¿Hay libros en la casa? ¿Se leía libros al niño antes de irse a dormir? Son experiencias personales que modifican ampliamente la manera de ver un libro entre un alumno y otro. Como así también el interés que demuestran sus padres en la escolaridad de su hijo.
Mi experiencia personal de adolescente es similar a la qué describe el profesor en el cuento, veía como enemigos a los libros. Sobre todo por miedo a no comprender y la vergüenza de tener qué exponerlo. Recién a los 20 años, y por una necesidad personal de abstraerme del momento que vivía me compre un libro. Ese fue el principio de lo que hoy es una pasión, un hobbie, un espacio que me permite, por un rato, desprenderme de la realidad. Últimamente escribo más de lo que leo, y es aquí donde luego de ver el artículo publicado en Revista VIVA de Beatriz Sarlo me siento tan identificada. No en la obsesión del escritor de ser leído sin leer al resto, sino cuando al comenzar la nota menciona el temor y la comparación que se hace uno sobre otros de la misma profesión. Es algo que continuamente me pasa, sobre todo y en vano, luego de leer grandes escritores reconocidos como por ejemplo Eduardo Galeano que es uno de mis preferidos. Más de una vez solté la lapicera diciéndome que otro es mejor, yo no voy a llegar, no podre vivir de crear mundos imaginarios, o de escribir una noticia en un diario. Pero entonces me veo acá, estudiando, formándome para qué todo lo que considere casi imposible algún dia sea tangible. Y después de leer a Pennac comprendo aun mas, qué lo más importante dentro de esta carrera elegida lo fundamental es llenarse de vocabulario, que lo da únicamente leer. Sea un cuento, una novela o el diario del domingo. Entender que todos somos ignorantes hasta que dejamos de serlo, es un trabajo, un proceso que debe ser caminado con paciencia y dedicación.