Tiempos perdidos
Desde anoche que no duermo, no pego un ojo, ni lo arrimo. La piel está seca, tengo mal aliento y el pelo lleno de grasa.
Nunca voy a entender porque la tristeza la vinculamos íntimamente al desarreglo. Pero no vamos a ponernos exquisitos con la apariencia, si la capa interior se está descascarando.
Que duro es mirar a los ojos a las mentiras, y que apenas asoma el desamparo la tristeza se nos caga de risa.
¡Válgame las lágrimas tanta vida perdida!
¡Qué pérdida de tiempo no saberte impostor antes!
Que vamos a saber de más, si antes no lo supimos será por algo. ¿No cierto? No, no es cierto.