Formadores de historia
De madrugada y sin hacer demasiado ruido, levanto su historia, sus miedos, sus fracasos. Sin siquiera pestañear camino el regreso, volvió al principio. Cerró la puerta de un capítulo que sembró caricias, respeto. Abrió el portón del vacío, del asombro. Le temblaron las piernas al principio, pero paso a paso, fue sabiendo que el sendero se lo planta uno, y que lo importante no es la meta, sino los pasos que damos para llegar hasta ella. Que será, nada más y nada menos, que nuestra historia, a la que miraremos por el retrovisor y diremos, con una sonrisa o lágrima ¡Todo esto hice y valió la pena!